Esa soy yo... perdida y sin saber por dónde empezar. Caminando poco a poco con miedo a tropezar, esperando una voz que me diga cómo y hacia donde ir, esperando una voz que vuelva a hacerme soñar... esperando una noche en la que beba hasta olvidar...o quizá no espere nada de esto. Y espere cualquier detalle insignificante que me haga reír hasta que me duela la barriga o hasta que no pueda más. Ese es mi gran problema (o no tan grande) que no sé que esperar y ni siquiera sé si ya espero. Eso de ir pasito a pasito, nunca ha ido conmigo, nunca me he llevado bien con tu paciencia ni con tus ganas de no forzar las cosas. Nunca ha sido propio de mí adelantarme a los hechos. Supongo que me cansan mucho las cosas y lo peor es que me cansan muy rápido. Ojala tuviera yo tiempo para esperar. Si celebras que hoy he aprendido a esperar, a esperar por ti, o por lo que vendrá. Que sepas que también soy bastante indecisa en cuanto a estos temas. No te puedo jurar que lo que siento durará eternamente, como tampoco puedo poner una fecha de caducidad a mis sentimientos. Sigues esperándome al volver, deseando encontrar mi mirada. Aunque no te diga nada. Y es que con tantos chascos y baldes de agua fría a una se le acaba la paciencia y no se pone tan ñoña a la hora de ver una puesta de sol. Si es que cuesta encontrar a alguien que hable mi mismo idioma, que no me de la razón por todo, sino que me haga razonar cuando crea que me equivoque. Ah sí y que me haga reír, eso es muy importante. Pero si tengo que esperar a que algo salga mal para que pienses en mí, y me cuentes como ha ido todo… Mal, mal van las cosas cuando me haces esperar. Sabes bien que no estoy para tonterías y mucho menos tengo toda la vida. Sabes muy bien que no soy una Barbie, sin embargo, queridotampoco eres ningún Ken..