Quizas un día esté sentada en una tarde normal, tranquila, con un toque sublime y silencioso. Pensando en los momentos gloriosos de mi vida, revolcandome en mi ego comunmente llamado miseria. Amacandome en mi silla y leyendo mi libro favorito. Recordando a la persona amada, e intentando nunca olvidar los rayos del sol gélido que descansa en el cielo de hielo. Quizas ese día, en el caer de la tarde, observe con más atención a mi contexto, creyendolo absurdo y perverso.Y, al menos eso creeré, sostendré entre mis manos un vaso de la bebida que apagará mhabía cianuro.i sed y la delicia de querer todo lo que tengo. Se escurrirá entre mis manos el deseo de muerte tan anhelado, si, ese que creía haber alejado de mí. Beberé de aquel vaso con desgano, pensando en que la luna ya salió y el sol aun no bajó. He de beber hasta la última gota de líquido. He de olvidar mis delisabrían que dentro de ese vaso, solo rios. Cuando abra mis ojos con el cristal aforme aún posado sobre mis labios comprenderé la verdad oculta en lo profundo. Los pensa
mientos mas oscuros sabrían que dentro de ese vaso, sólo había cianuro.
mientos mas oscuros sabrían que dentro de ese vaso, sólo había cianuro.